David Metral creó un monólogo hecho de jirones (de amores y odios
inextinguibles). En la obra La puta mejor embalsamada imaginó la voz de ‘Ella’, de
‘esa mujer´’, Eva Perón embalsamada y puesta a merced de la obscenidad de sus
secuestradores. Un cuerpo, una metáfora y un mito.
David Metral toma desvíos para nombrarla. Desde el comienzo
predomina la confianza de que ya se sabe de quién habla. Invita al lector a
participar en la memoria colectiva de la historia argentina del siglo xx.
Pensada como monólogo, la obra propone voces de conciencia, las de la
mala conciencia y la voz de la mujer embalsamada, la innombrable, desde su
limbo de parafina.