Monotonía (viceversa), escrita en el año 2010, toma como punto de partida la obra literaria de Federico García Lorca, principalmente Bodas de sangre, dejándose impregnar, además, por elementos de Yerma y La casa de Bernarda Alba. Es un caldero de pulsiones que buscan desahogo; el deseo y su doble, la muerte, deambulan en un cuarto de pensión tucumana en la que habitan seis seres que encierran en sí universos de la novia, el novio, Leonardo, la mujer de Leonardo, Yerma, las lavanderas, los leñadores, la luna, el hijo de Leonardo, Bernarda y Pepe el Romano.
El "bajo fondo" tucumano está allí, pero no le sería extraño a un japonés o a un newyorkino porque debajo de la gran alfombra globalizada encontramos siempre el polvo impresentable de otra universalidad: la del deseo que desconoce mesuras, demarcaciones de propiedad, prudencias y futuros calculados, así en Andalucía como acá nomás, a la vuelta.