Durante la última dictadura cívico militar se desata uno de los conflictos bélicos más cruentos del país. Entre heridos y bombas, falsas victorias y fuerzas armadas, un grupo de mujeres argentinas reclama su derecho a ser nombradas como parte de la historia. Enfermeras, médicas, maestras y militantes políticas fueron enviadas para curar y contener a los heridos que llegaban de las islas. A partir de ese disparador, en “Llegadas contra el viento” seis actrices ponen en escena las voces que resistieron en silencio reivindicando su presencia como veteranas en la guerra. “A principios de 2022 nos reunimos a indagar escénicamente en torno a la temática y esto dio lugar a un montaje breve de escenas. De dicha estructura dramatúrgica, tomamos elementos como disparadores para profundizar en esa primera pieza. A partir de esta investigación sobre nuestro propio material de archivo, de ensayos, construimos una transposición de la teatralidad descubierta en aquel primer montaje y la experiencia de esta segunda etapa de creación. Nos propusimos colocar en primer plano la vida de las mujeres que formaron parte de la guerra de Malvinas explorando el género del teatro documental”, nos explica el equipo creativo.
El espectáculo se fue construyendo a partir de dos ejes: lo documental y lo ficcional. Al acercarse al concepto de documental apareció otra subdivisión, que es la historia oficial y aquellas otras historias aparentemente menores, dispersas, que sobreviven en el margen y que aún en los tiempos que corren, se encuentran veladas y encubiertas por el sistema patriarcal. De cada uno de estos ejes, el foco está en cómo la construcción de una identidad pendula entre el contexto social y la figura de mujer, una dictadura militar y el rol de ellas en la guerra. Se desarrolló tanto la influencia de sus vidas íntimas como la de sus vidas laborales, construyendo del cuerpo colectivo al cuerpo singular. El objetivo fue poner en escena las voces de las mujeres que no pudieron manifestar su papel en la historia. “La obra despliega distintas aristas desde las cuales el espectador puede empatizar, dado que no sólo recorre la vida de una sola persona sino de un movimiento y, que para contarla, atraviesa las distintas ópticas de este recorte histórico”, aseguran.
La línea total de acción de la obra construye un lenguaje escénico donde la energía y la emoción proponen una mirada movilizante sobre la figura de las mujeres en la guerra y su relación con el orden patriarcal establecido. En ese sentido, la obra se manifiesta en su tratamiento estético como teatro-documental, una variante de la dramaturgia que pone a prueba aquello que existe entre la ficción y la verdad, mezclando propuestas teatrales con periodísticas, testimonios y recursos que oscilan en ese borde que aparece entre los hechos de todas las historias. Se desencadenan de esta manera escenas de acción, musicales, intimistas, cómicas y documentales con ciertas pinceladas expresionistas. “Los desafíos que aparecieron al abordar la obra fueron varios. En principio, actuar partiendo de historias de guerra es una experiencia que se transita muy a carne viva. Nos pone la piel de gallina, nos genera preguntas sobre nuestras identidades, sobre las violencias, el poder… Muchos temas que hoy merecen un lugar importante en la escena. El desafío era, y continúa siendo, sumamente provocador y revelador”, explican las actrices. “En segundo lugar, a la hora de escribir la obra, fue un gran reto investigativo adentrarnos en un hecho histórico que ninguna de nosotras presenció. Buscar, leer, escuchar, hablar, entender fue lo primero que tuvimos que hacer. Nos implicó aceptar esa especie difícil y compleja que somos como sociedad, compuesta por una amplia diversidad de enfoques. Esta creación nos coloca en un rol que demanda un sentido de responsabilidad fuerte en el momento de respetar los silencios, las opiniones encontradas y los procesos emocionales que afectaron a varias generaciones desatando réplicas del terror hasta la actualidad. En definitiva, el motor de la obra es contribuir al ejercicio pleno de la libertad”.
Con actuación de Valeria Castillo, Guadalupe Agost, Paula Baigorrí, Cintia Alfonso, Camila Abud y Cecilia Absetir, dramaturgia y dirección de Josefina de Cara, Paula Baigorrí y Lucas Scott, y diseño lumínico de Nazarena Rojo, la obra fue la encargada de inaugurar la nueva sala de teatro independiente de la ciudad de La Rioja, El Teatrino, durante el último festival regional de teatro realizado semanas atrás. “Los grandes conflictos bélicos construyeron historias extremadamente románticas a las cuales pensamos que habría que correr de ese lugar para revisar y reparar los dolores de la memoria. Muchas de estas historias han sido inmortalizadas en el cine, en la música, en la fotografía y otras expresiones que presentan un vínculo muy directo con el archivo y lo documental. Por ese motivo, al inicio del proceso nos preguntábamos qué sucede cuando esas voces silentes se encarnan en cuerpos que hoy sí tienen el poder de la palabra. ¿Qué sucede si le otorgamos a esas voces la posibilidad de reparar y contar, de romper el silencio? ¿Qué sucede si asistimos a la revancha de esas personas afectadas y, en lugar de repetir aquello mecánico dictado por el poder y sus instituciones, nos proponemos reconocer y llamar a las violencias por su nombre, ensayar formas de curarnos las heridas, decirnos todo lo callado, encontrarnos con la historia en un tiempo presente y un espacio compartido? ¿Qué sucede si hacemos del teatro una operación de disección del olvido, el horror y el dolor?”, se preguntan.
-¿Cómo creen que fue tratada la temática Malvinas en escena con el correr de los años?
-Esta temática sigue siendo un interrogante en el teatro. Las obras que aparecen, aún intentan dar respuestas a la gran incógnita que aún representa esta problemática. Sin embargo, no hemos presenciado muchas obras que se involucren con el tema. Seguramente no sea un tema sencillo de tramitar emocionalmente siendo que aún está muy cerca en el tiempo. Hay muchas aristas, tanto a nivel humano, social y político. Nunca va a estar completo el relato de ninguna obra porque es una herida aún abierta en nuestra memoria. Cada relato, cada noticia, cada persona que presenció y vivió dicho evento es digno de ser puesto en escena. Lentamente nos parece que se van definiendo los temas más profundos que nos comprometen. Creemos en la relevancia de esta historia y la necesidad de ser contada, es por eso que emprendemos este proyecto buscando actualizar el archivo histórico a los tiempos que corren y nuestras subjetividades.
Además de presentarse dentro de la programación del Festival Regional de Teatro de Nuevo Cuyo en La Rioja, “Llegadas contra el viento” realizó función en la casa de la memoria que impulsa el colectivo de ex presos políticos de esa mismo provincia. Pensando más a futuro, el equipo quiere poner especial atención en el público adolescente ya que creen que son quienes tiene la mayor apertura para recibir dicha información y posibilidad de transformación social. “Nos parece fundamental permanecer presentes en la resistencia que nos demanda el contexto actual. Pensar la escena como un lugar en donde reclamar por la memoria y la soberanía es una forma de multiplicar este mensaje que nos parece crucial. Llevarlo a las aulas, a los actos, a los medios masivos de comunicación, a las calles y a los escenarios, entre otros, es fundamental para que la sociedad mantenga vivo dicho discurso de lucha y no gane el abatimiento y el olvido. ¿Cómo seguir hablando de las heridas causadas por una guerra en donde nadie ganó? Exponiendo estos temas en el teatro, realza la potencia de su voz y la posibilidad de imaginar la reivindicación y recuperación de Malvinas. Es importante poner por delante la lucha de las víctimas, las y los veteranos y todas las personas involucradas, desde un lugar poético, para así generar empatía con aquellas historias invisibilizadas”, aseguran.
Con el objetivo de acercar el proyecto a las juventudes, el equipo está en pleno proceso de producción, presentándolo a escuelas secundarias de la provincia de La Rioja. La propuesta es generar espacios de diálogo y construcción de saberes luego de las funciones con las actrices, directores, docentes a cargo de los cursos y sus respectivos estudiantes. Dicho cruce tendrá una mirada pedagógica, histórica, revisionista y feminista dónde se ponga en discusión el por qué de las temáticas que aborda la obra: la guerra de Malvinas, la última dictadura militar, el reconocimiento del labor de las veteranas de guerra, la invisibilización de la mujer en espacios de poder y la lucha feminista, entre otros. Otro interés del proyecto es fusionarse con activistas feministas interesadas en desmontar el material, como también con profesionales que aborden la historia argentina abriendo la posibilidad de acercar la obra a espacios que indaguen y trabajen en torno a la memoria.
Respecto a haber sido uno de los elencos ganadores del concurso Malvinas Memoria/Soberanía del INT, aseguran: “Fue importante para nosotras recibir un reconocimiento por nuestro trabajo. Nuestro deseo más ferviente es producir dramaturgias que, en primer lugar, nos interpelen desde la actuación. Poner en escena aquello que queremos que se escuche, que se manifieste, que esté presente por más incómodo o difícil que eso pueda resultar. Percibir que ese impacto es recíproco, que así como movilizamos el interior de quienes hacemos la obra y podemos movilizar ese afuera que conforman quienes la presencian, resulta motivador. Por otro lado, no es sencillo que el contexto en donde vivimos valore el trabajo de creadoras mujeres, disidentes y jóvenes en una provincia como La Rioja. Algunos colegas varones se sienten perturbados por la presencia de una nueva generación de hacedoras escénicas que no paramos de crear y cuestionar aquellos discursos que ya no nos identifican. Creemos que este premio va en dirección de reconocer y visibilizar, no sólo las voces que construyen la historia de las mujeres que fueron a Malvinas, sino que también reconoce las nuestras armando un camino como artistas”.