“Alicia confusión” retoma el clásico de Lewis Carroll para contar la historia de una chica que llega a un mundo dónde uno solo puede ser lo que hace y hacer lo que es. Incómoda ante la falta de libertad, intenta ayudar a los habitantes del reino a buscar otras formas de ser, otras formas de identidad, ante la mirada absorta de una Reina que necesita que todo sea como debe ser. A través del sin sentido, del absurdo, Alicia intenta construir un mundo que nos permita ser lo que queramos ser cuando queramos serlo. Su autor, Juan Ignacio Fernández, es Licenciado en Ciencias de la comunicación y obtuvo, entre otros reconocimientos, el primer premio del Fondo Nacional de las Artes 2018, el Premio Cervantes-Argentores, el Premio Roberto Arlt que otorga IUNA y el Premio de la Comedia de la Provincia de Bs As. Sus obras han sido estrenadas en diferentes provincias de la Argentina, en Uruguay y en Chile.

-¿Cómo fue el proceso para llegar a la “Alicia confusión” que vimos en el #TAF?
-“Alicia confusión” comenzó antes de la pandemia con la idea de hacer un texto corto para un ciclo junto a un grupo del elenco. Mi idea desde el inicio fue tomar algunos personajes del clásico y el sinsentido con una presencia fuerte. Al poco tiempo, con algunas escenas escritas, se sumó Cecilia Meijide como directora y se comenzó a armar el equipo de trabajo, con Pablo Castronovo para coreografías y Patricia Casares para la música original, Valeria Di Toto en la producción y Cintia Záccolo en la asistencia de dirección. Luego también Laura Poletti que diseñó la escenografía que es fundamental en la propuesta y el vestuario, y Ricardo Sica en las luces. Trabajamos mucho con Cecilia en descubrir lo que las pruebas de texto con los cuerpos de los actores y actrices nos iban dando y reescribiendo de acuerdo a eso. Lo mismo con Pablo y con Patricia. Fue un trabajo entre cuatro que disfrutamos mucho. Un proceso atravesado por la pandemia y que pudimos sostener porque creíamos mucho en lo que se estaba armando. Y por suerte se sostuvo.

-¿De qué modo surgió la inquietud de una Alicia no binarie?
-Me trajeron la propuesta Manuela Iseas, Santiago Kuster y Sabrina Marcantonio. Los habían invitado a participar en un ciclo de clásicos queer para adultos. Teníamos una fecha para la entrega y cuando empecé a trabajar con el material me di cuenta que no podía cerrarlo en poco tiempo, que iba a ser una obra larga y que apuntaba a un material que pudiesen ver personas de todas las edades. Ese fue el puntapié y el proyecto empezó a crecer ya sumando a Cecilia y al resto del equipo, con Keila Fainstein, Florencia Ciatti y Matías Corradino sumándose al elenco. El texto me divertía mucho, lo que pasaba en los ensayos me divertía mucho. Nunca tuvimos durante el proceso una intención clara de trabajar con una Alicia no binarie. Sí con la intención de problematizar ese tema para las infancias, para todas las edades, pero sobre la libertad de decidir, la libertad de no tener que definir, el acompañar a otres en sus procesos, perderle el miedo a los cambios cuando lo que está en el fondo de todo esto es que las personas puedan ser felices con lo que son.

-¿Cómo analizás la diversidad en la actualidad de las teatralidades para niñeces?
-Ni la directora ni yo teníamos experiencia en este género. A la vez, yo no tengo hijes por lo tanto tampoco tengo la costumbre de ver mucho teatro para infancias. Pero creo que la diversidad es algo que ya hace algunos años comienza a verse en el teatro y este año hubo varios espectáculos que trajeron ese tema. Si ese tema está apareciendo en ese género, debe ser porque también hay una necesidad de poder hablar de eso, de traer esas preguntas, de empatía.

-¿Cómo vivieron la participación en Tecnópolis?
-Las funciones salieron hermosas. En parte, por la excelente predisposición de todo el equipo técnico del Transbordador Escénico. Todas y todos estuvieron junto a nosotros desde el primer momento y nos permitió armar todo y tener tiempo para concentrarnos y probar cosas antes de la función. Las dos instancias estuvieron muy buenas. Muchas chicas y chicos, desde los seis años hasta adolescentes, muy participativos que es algo que la obra agradece. Nos encanta poder moverla, poder alcanzar diferentes públicos. Nos sentimos muy acogidos, con mucho respeto, mucho entendimiento de lo que significa llevar una obra, hacer una buena función, que la gente la pueda disfrutar. Cuando hablamos de infancias, para muches es la primera obra que van a ver. Que sea con respeto, desde la butaca en la que se sientan hasta en los equipos de luces y de sonido, en la propuesta escénica, en el laburo de las actrices y los actores, puede ser un antes y un después, y ese respeto lo sentimos desde el primer momento y tratamos de retribuirlo con nuestra propuesta.

-¿Cómo fue la recepción de las familias y colegios que los visitaron en el #TAF?
-Nos quedamos muy contentos, muy emocionados con la recepción. Nos encanta poder llegar a todes y una de las formas es trasladar la obra porque no para todes es simple o barato llegar a la ciudad, pagar una entrada, comer. Lo que permite la participación en el #TAF es que lleguen muchas cooperativas de teatro. El día que estábamos nosotros había otras compañías del norte del país, otras de Capital… poder ver en un solo lugar lo que está sucediendo hoy en el teatro para infancias en el país es algo que solo puede permitirse un Estado y esa es la función que deben cumplir. Ojalá se multiplique, ojalá se mantenga.

“Alicia confusión” está haciendo funciones desde el año pasado en Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027. Continuará presentándose todos los sábados a las 16 horas.