Córdoba
“Siempre que se inicia el proceso creativo de una obra, hay ideas, imágenes pero nunca se tiene muy en claro para dónde se va a encaminar el proyecto. Y a medida que se va avanzando se va entendiendo por dónde sí. En este caso había mucho material, tanto material había que nos pesaba qué hacer con todo eso. ¿Cómo contar la historia de los Podestá?”, se pregunta la autora y actriz al recordar esos momentos iniciales del proyecto. Al comienzo, el proceso creativo fue de mucha investigación, de adentrarse en muchos libros que cuentan los comienzos del teatro nacional, de la mano de investigadores e investigadoras que han escrito sobre las raíces escénicas. “Pero lo más rico lo encontramos en los libros escritos en primera persona por mis familiares en ‘Medio siglo de farándula’ de José Podestá, en ‘Algunos recuerdos de mi vida artista’ de Blanca Podestá y en ‘Desde ya y sin interrupciones’ escrito por María Esther Podestá”, enumera Gisela. “Fueron meses de leer y tomar dimensión del gran recorrido que tuvieron, de los años y vida dedicados al circo y luego al teatro”.
Frente a tamaño desafío cómo no preguntarse de qué modo contar tanta historia, tantas anécdotas, tantos actores y actrices que había que nombrar, cómo encarar la dramaturgia sin hacer agua. “Es algo que nos preocupaba y mucho. Era mucha presión”, asegura Podestá. Luego de meses de investigación el equipo comenzó trabajando en etapas. Por las mañanas, entre mate y mate, lecturas intensas de libros, cartas, notas periodísticas, entrevistas y conversaciones profundas sobre el material. Así seguían avanzando en el estudio de la parte más teórica. Por las tardes, el espacio escénico los esperaba. Antes de comenzar los ensayos definieron el espacio y una pequeña situación dramática que fue material disparador: una cama y una payasa. A partir de consignas que permitían a la actriz improvisar y explorar acciones y juegos a la payasa, el siguiente desafío fue confrontar al clown con la dramaturgia, para encontrar el equilibrio entre ambos. No perder el juego, las emociones, la risa y la poesía como principal motor del lenguaje del clown y la historia que los convocaba a contar. “Fuimos haciendo el trabajo de mesa para ir bajando las improvisaciones, escribiendo algunos textos que si necesitábamos tener planteados y poco a poco fue naciendo una estructura dramática y una dramaturgia que fue cobrando fuerza y se fue limpiando a medida que fue avanzado el proceso. Pronto encontramos la forma de contar esta profunda y fundamental parte de los comienzos e inicios de nuestro teatro, arduo trabajo que hoy podemos compartir con el público”, comenta Gisela.
El equipo de trabajo también está integrado por Estefanía Gonzáles (asistencia técnica), Martín Mangone (música original), Tomás Yacachury (grabación de estudio), Valentina Palavonskis (coreografía), Mara Ferrari (entrenamiento vocal), Gina Peiretti (diseño y realización de vestuario), Maximiliano Damperant (diseño y realización de escenografía), Lucas Lavalle (diseño y puesta de luces), María Podestá (ilustración), Julia Izaguirre (diseño gráfico), Debora Cerutti (fotografía) y Juan Martín Dell Oro (filmación). Las próximas semanas estarán haciendo varias funciones en el Valle de Traslasierra, Córdoba capital, Villa María y se encuentran cerrando propuestas de varios festivales que los están invitando a participar.
“Como hacedoras del quehacer teatral en Traslasierra, desde hace ya muchos años desarrollando nuestra actividad en el valle, poder participar de la Fiesta Provincial fue una gran alegría. Poder compartir con elencos de toda la provincia, con los grupos y personas que son referentes importantes de la escena cordobesa, para nosotras fue algo muy movilizador. También fue muy importante que un pedacito de todo lo que se produce en el Valle de Traslasierra estuviera presente. Nos pareció muy interesante la instancia de desmontaje de las obras ya que nos aporta muchísimo para el crecimiento de cada obra en particular y, en general, la instancia de encuentro con otres artistas. Escucharnos, saber cómo trabajamos, creamos y seguimos construyendo teatro en cada rincón de Córdoba”, asegura Podestá. “La expectativa para la próxima Fiesta Nacional es sobre todo compartir con otros elencos. Ver obras de teatro de todo el país y sobre todo hacer que la historia de mi familia siga viva, no sólo en los libros, sino en la escena, haciendo emocionar, reír y manteniendo viva la memoria que nos hace ser quienes somos. La identidad teatral saliendo a escena”.
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