¿Qué hay detrás del éxito y las medallas? ¿Cómo elabora una niña la presión de periodistas, entrenadores y familiares cuando compite representando a su país? ¿Cuáles son los sueños, los miedos, los deseos al volverse adolescente? ¿Qué nos revela el cuerpo de una atleta adulta? Esos interrogantes y tantos otros sirvieron de motor para que Gabi Parigi creara junto a la autora y directora Flor Micha, la que sería la puesta en escena de su pasado como deportista de alto rendimiento. “Consagrada, el fracaso del éxito” lleva en cartel cinco temporadas en diversos espacios teatrales independientes y acaba de volver al país tras sus presentaciones en México. El equipo realizó funciones en el Festival Internacional de Artes Vivas Bordes Escénicas en Mazunte (el cual contó con el apoyo del Programa Iberescena) y en el Centro Cultural España del DF.

“Siento que la obra evolucionó muy bien. Cuando en 2019 se empezó a crear ‘Consagrada’, porque tomé la decisión de que quería hacer el unipersonal, todavía no sabía que quería hacer un biodrama ni que la obra iba a tener este carácter tan autobiográfico. Si quería tratar ciertas temáticas que tuvieran que ver con la lógica de la competencia, la lógica del podio, del sacrificio, del concepto de la meritocracia en todo lo que hacemos. En esas primeras charlas empezamos a ver cosas que tenía guardadas en mi casa que quería que se transformaran en material escénico: los trofeos, mucha ortopedia que tenía de mi abuela que sufrió mucho de la espalda y de cuestiones traumatológicas, mucha ortopedia mía de la época de la gimnasia. Había algo con ‘lo roto’. La transformación del dolor, el sacrificio para consagrarse, lo que dejamos en pos de esa consagración”, analiza Gabi. “En un momento del proceso fue evidente que la obra iba a tratar desde la singularidad de la vida de una gimnasta, porque también, por ejemplo, yo le compartía a Flor Micha un ejercicio que había escrito en el taller de dramaturgia con Ariel Barchilón en el que tenía que hablar de un recuerdo de la infancia ficcionalizado. Ahí yo hago todo el relato de un día mío en la gimnasia. Ahí aparecía un montón de material muy exquisito que hoy está en la obra”.

Para que no quedara en una cuestión de relato personalista o endogámico, en donde solamente se conmoviera alguien que hizo deporte, la dupla creativa estuvo muy atenta a la diversidad del público al que tenían que hablarle y que, aunque la mayoría no fueran ex gimnastas, estas temáticas los atravesaran desde lo humano. “Con la llega de la pandemia y a través de un acompañamiento del INT, hicimos un streaming por Facebook que tuvo como subtítulo ‘Pretemporada de una obra’ y mucho de la puesta actual apareció ahí: la cumbia, la espalda, el momento de la competencia, el momento de toda la traumatología militarizada. Después de varios años la obra viene creciendo muy bien, evolucionando y siento que la sigo conociendo. Es un proyecto con el que muchas veces nos invitan a lugares para que la hagamos y luego tenemos un momento de conversación, de reflexión. Nos han invitado a congresos de psicología, a congresos de psicología en el deporte de alto rendimiento, al Comité Olímpico para que hablemos de salud mental. Hicimos la obra en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD) que es donde yo entrené toda mi vida, donde entrenan las selecciones. Luego hicimos una charla debate con Jon Uriarte, Daniela Conde y Ezequiel Fernández Moores”, detalla Parigi.

La propuesta para participar en el Festival Bordes Escénicos en México llegó a través de una convocatoria del Programa de Cooperación Iberoamericana Iberescena con especial interés en creaciones de mujeres que pudieran compartir sobre su experiencia de trabajar en piezas unipersonales e intercambiar vivencias en el laboratorio ‘Del cuerpo a la escena’. “En México nos fue espectacular, gustó mucho la obra y está bueno ver que si bien el texto tiene una impronta súper argentina y popular, las temáticas son universales y que a cada lugar a donde vamos les toca de una forma diferente, pero conmueve. Además, di un laboratorio escénico para la formación profesional de circo, un encuentro que cruzó el lenguaje teatral aplicado a las técnicas circenses”, resume Gabi.

“Hay obras que de otro modo habían tocado el tema de lo deportivo pero creo que hay algo del deporte de alto rendimiento que es complejo. Sobre todo cómo se evidencia hacia la sociedad. Hay muchos mensajes bastante disociados que por suerte un montón de deportistas están poniendo en jaque, algunos conceptos que vienen siendo muy legitimados y que quizás son ruidosos. Por ejemplo, frases como ‘el deporte es salud’. En el alto rendimiento no siempre el deporte es salud. Está bueno desempolvar un poco el concepto de la salud, hablar de la salud emocional, psíquica, mental y física. Hay mucha traumatología en esas tangentes. Hay una imagen construida del deportista de alto rendimiento (o de quien representa a su país) como una cosa consagrada, exitosa, endiosada y por dentro es un ser humano al que le están pasando un montón de cosas. Seres humanos que a veces están muy rotos porque el camino para llegar a ese podio es muy sufrido también”, asegura Parigi. “Muchas veces el deportista adulto viene siendo de alto rendimiento desde su adolescencia y su infancia, porque detectaron que tenía un talento. Entonces se legitiman ciertas prácticas y ciertos modismos que son lógicas muy abusivas o violentas. O muy productivistas extractivistas del cuerpo, de la mente, de la emocionalidad. Poner en palabras lo que verdaderamente es el alto rendimiento o lo que verdaderamente es un deportista de alto rendimiento no siempre es posible y, en algún punto, esta obra lo puede hacer porque es mi historia personal y porque yo me dediqué al teatro. Durante 16 años hice gimnasia artística y desde hace ya 17 años que me dedico al teatro”.

El equipo de la propuesta se completa con la música de Juan Barone y Santiago Martínez, la mezcla de Julián Scarinci, el vestuario de Sharon Luscher (a cargo de los objetos junto a Micha y Parigi), la iluminación de Laura Saban, el entrenamiento vocal de Silvina García, la fotografía de Macarena De Noia, el video de Fernando Sánchez, la imagen y diseño gráfico de Lima. La imagen de les artistas, las redes sociales a cargo de Carmen Brailu, la asistencia de producción de Gabriel Baigorria y la producción de Emilia Cortelletti junto a Parigi. “A la obra le deseo que siga creciendo sana, rodeada de gente linda. Somos un montón de personas trabajando con mucho amor, mucha red, mucha humanidad, mucha sabiduría. Le deseo muchos viajes y que se mueva, que se despliegue por diferentes formas y expresiones, que podamos ir a diferentes salas, a diferentes festivales, a diferentes países. Y que siga dialogando con la sociedad, que interpele, que siga despertando y acompañando procesos personales y colectivos de la sociedad”, concluye Gabi.

“Consagrada, el fracaso del éxito” puede verse los viernes a las 21 horas en El Galpón de Guevara, Guevara 326, CABA.