La creación del espectáculo surge de la relación entre la actriz y bailarina Claudia Täuber y el director, actor y autor Arístides Vargas: a partir de un testimonio personal de la actriz, Vargas sintió una profunda solidaridad con la artista y se propusieron plantear cómo el teatro trata los temas de la vida, cómo construir algo a partir de experiencias extremas sin recurrir a la pura presentación testimonial de la misma y a la restitución de la ausencia a partir de la poetización de lo vivido. A partir de allí, Arístides y Charo Francés decidieron asistir a la actriz en una experiencia donde el dolor de la vida fuera mitigado por el ejercicio teatral, donde el teatro devolviera los eventos de la vida de tal manera que ese sentimiento de no tener nada que añadir a la tragedia fuera relativizado desde la poesía teatral. “Aquella poesía que nos permite compartir nuestros miedos como si fueran el miedo de todas y todos, porque en rigor lo son, la pérdida de una niña con parálisis cerebral nos es pertinente por la dimensión humana del caso y porque nos enseña a convivir mejor con la diferencia”, precisa Vargas.
Por medio de un seminario de dramaturgia personalizado que brindó el director a la actriz, ambos trabajaron ejercicios dramatúrgicos que en un primer momento operaban como parte de una terapia entre emocional y artística, dando lugar a la aparición de un texto con una fuerte condensación poética. Los hechos vividos ya no eran los mismos o eran los mismos pero vistos desde otro lugar diferente a lo real, provocando una emoción que podía ser compartida y no ser vivida exclusivamente en soledad. “Es una obra que habla de la diferencia y los afectos, nos convoca a un acto de sensibilidad y encuentro con la emoción de presentar algo que nos puede pasar a todos. La propuesta escénica abre una perspectiva diversa e inclusiva para personas con discapacidad. Creemos que el espectador va a salir emocionado. Buscamos que el espectador pueda crear vínculos de solidaridad con la tragedia, ensayar sentimientos de compasión, acercamiento, empatía por lo que está viendo”, propone el director.
“La luz en un grano de arroz” es una obra sobre la diferencia y los afectos: una niña, que padece una severa parálisis cerebral que le ha limitado sus capacidades de movilidad y de habla, se encuentra con su madre. La niña no habla, pero la imaginación de la madre la hace hablar y moverse. Sus conversaciones giran alrededor de viajes. El viaje es la vida o tal vez lo que dura la luz sobre las cosas. El abuelo busca a la niña para realizar un viaje extraordinario, pero el abuelo no es su abuelo, tal vez sea el viaje definitivo de la niña. “Una vez finalizado el montaje y estreno de la obra nos proponemos realizar una mediación escénica para público diverso. De esta manera se abre una perspectiva inclusiva para personas con discapacidad proyectando que dentro del público estén incluidas las personas con discapacidad visual. Este proceso de mediación tiene en cuenta el teatro como fenómeno dialógico que crea una dimensión para considerar lo heterogéneo como elemento del convivio teatral. Se creará un espacio de laboratorio para esta mediación en el que se elaborará el discurso espectacular escénico, el cual tendrá como objetivo democratizar los saberes, lo que en esta puesta en escena contempla, la posibilidad de distintas maneras de experimentar la recepción a partir de creación de dramaturgias escénicas”, explica Arístides sobre los próximos pasos del equipo.
La puesta cuenta con la dirección general y puesta en escena de Arístides Vargas, la dirección de actrices de María del Rosario Francés, las actuaciones de Valeria Rivas, Claudia Täuber y Ruth Reinoso, la asistencia de dirección de Nuria Atencio, el diseño y realización escenográfica de Analía Quiroga, la composición musical de Ernesto Pérez Matta, el diseño y confección de vestuario de Victoria Fornoni, la iluminación de Camila Núñez, el diseño gráfico de Elena Vargas y las redes de Rocío Manzano. “El apoyo del INT nos posibilita valorar el trabajo artístico del elenco, cubriendo los costos de honorarios de los mismos. Además de funciones en espacios públicos e independientes, giras regionales e internacionales, la obra está proyectada para articular con instituciones educativas y espacios que trabajan y reflexionan sobre prácticas educativas de inclusión y accesibilidad, a las cuales las integrantes pertenecemos. Realizaremos gestiones a partir de un proyecto pedagógico interfacultad con la Facultad de Educación y la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Cuyo sobre accesibilidad e inclusión en el que se generan espacios de espectadores y reflexiones sobre estos saberes y experiencias”, indica Vargas.
“La luz en un grano de arroz” realizará funciones los días 10 y 16 de noviembre a las 21.30 horas en el Espacio Cultural Julio Le Parc en Guaymallén, Mendoza.