Dos cuerpos salen a la superficie y la habitan, sacuden el polvo con su desnudez. Saben que la única “forma” que crece, es la que muta. Desdichada, solapada en el espacio, la danza es terrena, sometida al peso de lo real, y el empoderamiento es la única ventana hacia la libertad. En este espacio rigen las entrañas. El cartón es otra piel. La fuerza de empuje se centra en la pelvis. La palabra es insolente y la voz corpórea, desde el vientre. Universo poético inmerso en una cruzada por el desierto conviviendo con el hambre, la guerra y la muerte. Relata las relaciones humanas en supervivencia azotadas por las fuerzas de la naturaleza, exponiendo a los personajes a una animalidad constante. Nace de la investigación sobre el objeto “caja de cartón"", el objeto piensa, respira, tiene voluntad propia. Se transforma en signo escénico vital.