Inés Enciso es una gestora cultural española, especialista en proyectos que impulsan una participación amplia en la cultura. Es también una gran referente sobre accesibilidad en las artes escénicas. Pero antes de este presente, sólo era la madre de Mateo, un niño que nació con una discapacidad cerebral y le abrió un mundo diferente. Con su hijo, ella aprendió lo que suponía convivir con una discapacidad y empezó a hacerse muchas preguntas. Entre todas esas preguntas e incertidumbres, un día se encontró pensando qué pasaría si algún día su hijo quisiera ser actor o director de teatro o si, simplemente, quisiera ir a ver una obra. Eso la puso en marcha, quiso hacer de esas preguntas posibilidades y un máster en gestión cultural le abrió el camino para crear proyectos culturales inclusivos. Sobre ese recorrido, personal y profesional, charló en los tres encuentros del seminario «Accesibilidad en las artes escénicas», que brindó como parte de Claves Escénicas Volumen II, un ciclo de formación integral que realiza el Instituto Nacional del Teatro junto con el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA).
En un ida y vuelta permanente con los participantes del seminario —actores, directores y gestores culturales de todo el país y de España— Enciso planteó ideas sobre la accesibilidad en el mundo del teatro y analizó la percepción social sobre la discapacidad. Que existen muchos prejuicios en torno a las personas con discapacidad y que para ellas es difícil el acceso a los espacios culturales fueron dos de las ideas que más aparecieron durante los tres días de seminario. Al comienzo, la especialista explicó que a nivel social hay una mirada capacitista que desvaloriza a las personas con discapacidad, las infantiliza o las trata como “especiales”; también dijo que en los espacios culturales hay mucho desconocimiento sobre la discapacidad y sobre las posibilidades de inclusión. “La actitudinal es la barrera más grande, hay mucho miedo y prejuicio para abrirse a la accesibilidad y aplicar las medidas necesarias para que todas las personas puedan disfrutar de los espectáculos en igualdad de condiciones”, dijo Enciso.
Luego, la especialista planteó algunas estrategias para incluir a las personas con discapacidad. Explicó que es clave no ignorarlas ni infantilizarlas; que hay que ser claros para explicar y comunicar con normalidad. También dijo que no hay que dar por sentado que son personas que necesitan ayuda, sino que hay que preguntar en cada caso si la necesitan. Además, agregó algo clave: “Las personas con discapacidad no tienen capacidades diferentes, no son especiales, no son extraordinarias. Tienen una discapacidad y no necesariamente la padecen”, explicó.
Una mirada diferente
En el segundo encuentro del seminario, Enciso mostró ejemplos de iniciativas inclusivas y anticapacitistas, como The icon project, un proyecto que rediseñó íconos accesibles para cambiar el imaginario sobre las personas con discapacidad. También contó cómo fue su labor con “Una mirada diferente” un festival que nació en 2012 en el Centro Dramático Nacional, en España. “Pretendía ser la puerta por la que entrase la diversidad en el marco profesional de las artes escénicas, abandonando así el amateurismo y la arteterapia a la que estaban relegadas las personas con discapacidad”, explicó. El festival propuso la programación de espectáculos con compañías integradas por personas con discapacidad y el fomento de la investigación de la inclusión en las artes escénicas. Posteriormente, el Centro propuso un sistema de becas para que las personas con discapacidad pudieran acceder a capacitaciones profesionales en el rubro. El objetivo era lograr que hubiera artistas, técnicos y gestores culturales con discapacidad formados al mismo nivel que las personas sin discapacidad. Así, de a poco, el Centro Dramático Nacional se convirtió en un modelo, comprometido con su función pública.
A futuro
Durante el tercer encuentro, Enciso estableció un posible camino a seguir para construir espacios más accesibles en las artes escénicas. “Es necesario ver el territorio en el que nos estamos moviendo, hacer un mapeo para saber qué compañías y festivales hay para hacer sinergia. Hay que adaptar la producción de los espectáculos, hacer accesibles los camerinos y el backstage. También hay que hacer una comunicación específica”, enumeró. “La inclusión es un camino largo en el que no podemos saltarnos ningún paso, todos son fundamentales. El reto más grande es el acceso a la formación y la creación de puestos de liderazgo para personas con discapacidad. No hay fórmulas mágicas, cada proyecto tiene sus propias necesidades y características. Tampoco podemos hacer nada para ellas, sin ellas, las personas con discapacidad”, dijo Enciso.
A modo de cierre la especialista señaló: “Hay que dejar a las personas con discapacidad ser y hacer a su manera. Contemplemos límites más amplios. Unamos esfuerzos para incluir a más gente en nuestros proyectos, pensemos en un público más amplio, hagamos nuestros espectáculos accesibles pero no como acto de caridad sino como modelo de búsqueda de nuevas audiencias. Rompamos el concepto de normal y creemos algo extraordinario”.